Para algunos, el nombre de Donald Trump representa el poder absoluto en el mundo; para otros, simboliza la represión hacia los latinos; y para algunos más, simplemente es un hombre en busca de días mejores para su país.
Y es que tras su posesión el pasado lunes 20 de enero de 2025, el mundo ha sido testigo de una serie de decretos que han puesto en vilo a más de un migrante.
Sin embargo, una imagen en la que aparece rodeado de varias personas, ungido de oraciones, ha permitido al mundo ver cómo Trump se rinde ante Dios para pedirle sabiduría en su trabajo de gobernar, tal como lo hizo el rey Salomón, quien después de ascender al trono le pidió sabiduría a Dios.
Historia
La historia de Salomón pidiéndole sabiduría a Dios se cuenta en el Antiguo Testamento, en el libro de 1 Reyes, capítulo 3. En ese relato, Dios se le aparece a Salomón en un sueño y le ofrece concederle cualquier cosa que desee. Salomón, en lugar de pedir riquezas o poder, le pide sabiduría para poder ayudar a su pueblo.
Dios accede a su petición, otorgándole sabiduría, riquezas, honor y una larga vida. A cambio, Salomón se compromete a ser obediente a Dios mientras gobierne Israel.
Comparación
De manera similar, observamos cómo Donald Trump se rinde ante Dios. Este hecho ocurrió el martes, cuando, junto a su esposa Melania, el presidente Trump estuvo presente durante la misa celebrada en la Catedral Nacional de Washington, un evento que captó la atención de muchos en Estados Unidos.
Allí, la obispa Mariann Edgar Budde, la primera mujer en liderar la Diócesis Episcopal de Washington DC, hizo un llamado a Trump pidiendo «clemencia» para las minorías que podrían verse afectadas por las nuevas políticas que anunciaron tras su toma de posesión.
«Señor presidente: millones han puesto su confianza en usted. Y como usted dijo ayer, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En el nombre de Dios, le pido que tenga misericordia para aquellas personas en nuestro país que ahora temen», dijo Budde.
«Hay niños gays, lesbianas y transexuales, y familias demócratas, republicanas e independientes, algunas de las cuales temen por sus vidas», continuó.
Aunque este sermón no fue bien recibido por el mandatario, poco después se le vio siendo ungido con oraciones y bendiciones por parte de sus allegados.
Así, Estados Unidos comienza una nueva etapa, marcada por decisiones drásticas y por la esperanza de lograr días mejores, de la mano misericordiosa de Dios.