Gustave Flaubert (1821-1880), el reconocido escritor francés, describe en Madame Bovary a una dama que aparentemente lo tiene todo: un buen marido, estabilidad económica, reconocimiento social y belleza. Pero aun así no es feliz. Se siente sumamente desdichada. No encuentra el sentido de su vida. Le parece que le falta algo porque no logra disfrutar lo que tiene a su alcance. La existencia le parece tan miserable que incluso piensa en el suicidio (y al final de la obra lo consigue). Para paliar sus constantes insatisfacciones, alimenta su mente con novelas que la llevan a crear mundos donde trata de encontrar un poco de emoción a su frustrante vida. En el fondo, quiere vivir como lo que ella no es. Todo cambiará con la llegada de dos caballeros que en su momento habrán de seducirla, para luego provocarle una depresión mayor.
Parece, entonces, que Madame Bovary pasa por la experiencia de Eclesiastés 2:1 con una similitud escalofriante: “Pensé entonces en lo íntimo de mi ser:
‘¡Anda, que voy a probar lo que es la alegría! ¡Voy a disfrutar de lo bueno!’ ¡Pero resultó que también esto es vanidad!” Al final, los problemas que no ha logrado resolver, la mala administración del dinero, sus insatisfacciones emocionales y los conflictos con sus amantes, la llevarán a tomar la decisión de suicidarse.
La estabilidad emocional de la mujer es más importante de lo que imaginas.
De hecho, ejerce gran influencia en el estado de ánimo del resto de los miembros de la familia. “La felicidad de la familia depende en gran manera de la esposa y madre. Si ella es débil y nerviosa, y se le permite cargarse de trabajo, su mente se deprime, porque esta siente la influencia del cansancio físico y además de eso, la esposa encuentra demasiado a menudo una fría reserva de parte de su cónyuge” [Testimonios para la iglesia, 1 .1, p. 275). Ante este escenario, es fundamental que los hombres asumamos una mejor actitud para coadyuvar en la estabilidad emocional de nuestros cónyuges.
Edificar o destruir una relación amorosa es una decisión de cada ser humano, sea hombre o mujer. Y es que hay muchos elementos que pueden destruir el amor en una pareja, pero también es cierto que hay otros que pueden
consolidarlo y edificarlo. Todo depende de nuestra decisión. ¿Edificaremos o destruiremos?
Si quieres conservar un amor, decídete a edificar tu relación y no la destruyas.
El amor
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018