La enfermedad de Alzheimer es una forma de demencia. El Diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina la define de la siguiente manera: “Enfermedad degenerativa cerebral primaria de causa desconocida, que se inicia por lo general de manera insidiosa y lenta y evoluciona progresivamente hacia una demencia con el paso de los años. Puede comenzar en la edad madura o incluso antes, pero la incidencia es mayor hacia el final de la vida”. La edad y la herencia genética son los factores de riesgo más importantes para la forma de enfermedad de Alzheimer que afecta al 94% de pacientes de más de sesenta y cinco años. Se considera que en los próximos treinta años se duplicará el número de pacientes con este padecimiento (Dick Swaab, Somos nuestro cerebro, Barcelona: Plataforma Editorial, 2014, p. 418).
El propio Salomón describe de una manera magistral los estragos del envejecimiento, exhortando a la juventud a aprovechar su paso por este mundo:
“Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven. No esperes a que vengan los días malos, y a que lleguen los años en que digas: ‘Vivir tanto no es motivo de regocijo’. Hazlo antes de que el sol se oscurezca, y la luna y las estrellas dejen de brillar, y las nubes se disipen después de la lluvia. Hazlo antes de que tiemblen los guardianes de la casa, y se encorven los guerreros, y disminuya el número de las molineras, y queden a oscuras los que miran por las ventanas. Hazlo antes de que se cierren las puertas que dan a la calle, y el ruido del molino deje de oírse” (Eclesiastés 12:1-4).
Crecer en un ambiente bilingüe, tener una buena educación, un trabajo interesante y una vida activa hasta una edad avanzada reduce el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Eso sugiere una actividad preventiva intensa del cerebro. Asimismo conlleva decisiones que hoy tienes que tomar en tu vida en cuestiones de la actividad intelectual. Leer, escribir y pensar son ejercicios que fortalecerán tu cerebro y te protegerán de futuras complicaciones. De modo que hoy es tiempo de organizar mejor tu vida para darle al cerebro una mejor calidad de vida. Por supuesto, la lectura de la Biblia representa una actividad intelectual de primer nivel. Tu cerebro lo agradecerá.
Esta mañana te invito a rogar al Señor para que te ayude a usar de la mejor manera tus capacidades intelectuales.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
El cerebro también envejece
