“El que es negligente en su trabajo es también íntimo amigo de gente nociva” (Proverbios 18:9).
El Salmo 1 refleja la influencia del estudio de la Biblia en la vida laboral de una persona. La primera parte celebra la decisión del creyente de cuidar las influencias que lo rodean: “Bienaventurado el hombre que no anda en compañía de malvados, ni se detiene a hablar con pecadores, ni se sienta a conversar con blasfemos”. Así que en vez de llenar la cabeza de malos consejos, el cristiano prefiere alimentar su mente con la Palabra de Dios: “Que, por el contrario, se deleita en la ley del Señor, y día y noche medita en ella” (vers. 2). ¿Qué significa deleitarse en la Palabra de Dios? Quiere decir que la lectura de la Biblia es una actividad muy atractiva; conlleva una experiencia placentera y agradable. Por eso, ha de llevarse a cabo “de día y de noche”, es decir, habitualmente.
¿A dónde conduce el estudio de la Biblia? La respuesta es extraordinaria: “Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos: llegado el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan. ¡En todo lo que hace, prospera!” (vers. 3). ¿Alguna vez has visto a un árbol junto a un río? ¡Está lleno de vida! Ese es el efecto de las Escrituras en un ser humano: transforma sus actitudes hacia las diversas actividades de su vida, incluyendo el trabajo. ¡Te hace productivo! Porque el trabajo lo dio Dios para edificar el carácter y cooperar con él. Por lo tanto, el trabajo ennoblece tu carácter. “Hay ciencia en el trabajo más humilde, y si todos lo consideran así, verán la nobleza del trabajo. El corazón y el alma deben aplicarse al trabajo de cualquier clase, y entonces habrá gozo y eficiencia. En las ocupaciones agrícolas o mecánicas, los hombres pueden manifestar ante Dios que aprecian su don en forma de fuerza física tanto como de facultades mentales. […] Cualquier trabajo que debe hacerse es honroso. […] La fidelidad en el cumplimiento de cualquier deber ennoblece el trabajo y manifiesta un carácter que Dios puede aprobar” [A fin de conocerle, p. 335).
Pero el Salmo 1 también presenta la mala actitud de los incrédulos: “¡Son como el tamo que se lleva el viento! Por eso los malvados y pecadores no tienen arte ni parte en el juicio ni en las reuniones de los justos” (vers. 4,5). Así es, son indecisos, improductivos y volubles ante las circunstancias.
Este día decídete a estudiar las Escrituras para que Dios pueda transformar tu actitud hacia el trabajo.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018