Patricia era una chica muy atractiva y talentosa. Sin embargo, casi siempre estaba sola. El problema es que, ante la mínima circunstancia, se airaba con mucha facilidad y comenzaba a gritar e insultar a quienes la rodeaban. Para sus compañeros era una persona insoportable. Su pesimismo asfixiante y sus palabras hirientes habían llegado a ser parte de su personalidad. Su rostro enfadado la mayor parte del día opacaba sus delicados rasgos femeninos y transmitía una imagen agresiva a los demás. El problema aumentó cuando comenzó a reñir cada vez más con sus padres y sus hermanos. Parecía que no estaba cómoda en ninguna parte.
Son muchas las personas que han perdido una familia, un empleo, una carrera profesional o una relación amorosa a manos de un arrebato de cólera. La ira perjudica la salud, nos vuelve menos hábiles para utilizar nuestras facultades cognitivas, aleja a los demás de nosotros, contamina la comunicación con los demás y, por si fuera poco, produce más ira. De ahí que Jesús advirtiera la importancia de no enfadarnos con nuestros semejantes: “Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que a su hermano le diga ‘necio’, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga ‘fatuo’, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:22).
¿Te das cuenta de lo peligroso que resulta no controlar tus impulsos? Por eso, Salomón dice en otro de sus libros: “No dejes que el enojo te haga perder la cabeza. Solo en el pecho de los necios halla lugar el enojo” (Eclesiastés 7:9). ¿Pero qué podemos hacer cuando detectamos que nos domina nuestra ira y solamente reaccionamos ante las circunstancias? Al respecto, Elena de White dice: “Para esta gente hay solo un remedio: un dominio propio positivo en toda circunstancia. El esfuerzo tendiente a colocarse en lugares favorables, donde la voluntad propia no sea molestada, puede tener éxito por un tiempo; pero Satanás sabe dónde encontrar a esas pobres almas, y las atacará en sus puntos débiles una y otra vez. Se sentirán continuamente perturbadas mientras sigan pensando en sí mismas […]. Pero hay esperanza para ellas. Poned esta vida: tan tormentosa debido a sus conflictos y dificultades, en relación con Cristo, y el yo no pretenderá más tener la supremacía” [Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 168).
En este día ruega al Señor que te ayude a dominar tus impulsos y a mantener la serenidad ante situaciones complicadas.
“El que fácilmente se enoja comete locuras; el hombre perverso es aborrecido” (Proverbios 14:17).
La actitud
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018