Lo buscaron durante nueve meses. No había rastro de él. El Estado, en silencio. Finalmente, el penúltimo miércoles de febrero de 2019, la familia de Wilson Ilaquiche encontró su cuerpo, en una morgue de Tumaco, Colombia. Llevaba ocho meses ahí, abandonado.
Wilson Ilaquiche, soldado del Ejército ecuatoriano, desapareció el 12 de mayo de 2018. Según la institución armada, desertó del destacamento en la parroquia Tobar Donoso, en la provincia de Carchi, en el límite con Colombia.
Según la versión oficial salió de su destacamento hacia un bar en el centro poblado y no volvió a su puesto de trabajo.
Pero su familia pone en duda esta información. “Wilson, como tantos otros soldados, fue llevado a la frontera norte desde Los Ríos con tan solo unas semanas de anticipación.
No tuvo una preparación especializada para una zona de conflicto latente y de presencia histórica de la guerrilla colombiana”. En la zona limítrofe con Colombia, durante los primeros cuatro meses de 2018 murieron cuatro infantes de Marina, tres periodistas y una pareja de comerciantes. Todos en manos de integrantes del frente Oliver Sinisterra, formado por disidentes de las FARC.
Según los familiares del soldado desparecido, “Durante todo este tiempo, nosotros los familiares hemos sido víctimas de silencios, ocultamiento de información, de trámites contradictorios, actitudes mezquinas que nos han impedido llegar a la verdad”.
Para la institución uniformada, Ilaquiche desertó de sus funciones. El libro “Rehenes”, publicado en enero pasado, revela en su capítulo IV que el soldado fue capturado y detenido por miembros del frente Sinisterra, quienes habían puesto un precio a la cabeza de los uniformados ecuatorianos.
Tobar Donoso está en Ecuador, pero es inaccesible desde el territorio nacional. Es más fácil llegar a esta parroquia desde Llorente (poblado colombiano). Por eso, los pobladores navegan en lanchas para recibir atención médica en ese lado de la frontera.
En la zona opera la minería ilegal, actividad que está relacionada con el blanqueo de dineros del narcotráfico. A mediados de 2018, relata la publicación, el exteniente político, Robinson Chuga, fue acribillado con doce disparos y su cuerpo abandonado en el lecho del río internacional Mira-San Juan.
El secuestro de Ilaquiche debe entenderse en el contexto de la crisis de seguridad de la frontera norte por las pretensiones del frente Sinisterra de liberar a tres de sus integrantes, hombres de Guacho; y por su exigencia de dar por terminado el acuerdo de Pereira, de febrero de 2018, el cual establece mecanismos de intercambio de información de inteligencia y operaciones combinadas entre Ecuador y Colombia.
Los familiares reclaman la indiferencia del Estado. Fueron ellos quienes, por sus propias gestiones, acaban de encontrar el cadáver. Los reconocieron por los tatuajes en ambos brazos. En la morgue, las marcas permanecieron conservadas.
Fuente: Vistazo