Un ataque armado en el cruce fronterizo de Allenby, entre Cisjordania ocupada y Jordania, ha dejado un saldo de tres civiles israelíes muertos y ha obligado a Israel a cerrar la frontera. El incidente, ocurrido este domingo, marca una nueva escalada en el conflicto que ya se extiende por más de un año.
Un escenario de tensión creciente
El tiroteo, perpetrado por un individuo que fue abatido en el lugar, ha generado una fuerte condena por parte de las autoridades israelíes. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha llamado a la unidad nacional y ha reafirmado su compromiso con una respuesta contundente ante lo que calificó como un «acto de terrorismo». Sin embargo, las protestas en su contra, cada vez más numerosas, han puesto de manifiesto las profundas divisiones internas en Israel.
El cierre de la frontera con Jordania, un país clave en la región, tiene importantes implicaciones geopolíticas. La tensión entre Israel y sus vecinos árabes se ha intensificado en los últimos meses, y este nuevo incidente podría agravar aún más la situación. Además, el ataque ha puesto de nuevo en el centro del debate internacional la cuestión palestina y la necesidad de encontrar una solución duradera al conflicto.
A medida que la guerra en Palestina se prolonga, las perspectivas de paz parecen cada vez más remotas. La escalada de violencia, la incapacidad de las partes para alcanzar un acuerdo y la creciente polarización de la sociedad israelí auguran un futuro incierto para la región.