Sencilla, empoderada, amante de los negocios y la agricultura, desde pequeña decidió que nada podría frenarla…y así ha sido. Jeremy Manzo es una joven emprendedora, enamorada del olor a tierra húmeda, hacer crecer las plantas y ver sus frutos.
Desde muy joven fue una mujer de negocios. A los 18 años laboró en la Importadora Madoba, luego pasó a formar parte del Banco Panamericano, hasta que llegó a ser asesora de Banco Pichincha y gerente de Autolasa. “El amor a la agricultura comenzó porque trabajaba en los bancos y la mayoría de mis clientes eran agricultores, entonces tenía que hacerles visitas de campo para levantar información en el tema crediticio. Fue así que conocí el giro del negocio cacaotero, bananero, tabaquero… y me gustó mucho el tema del cultivo y su proceso”, recordó.
Incentivada por el trabajo que hacían sus clientes, compró unas hectáreas en la parroquia San Carlos (Quevedo) y empezó a cultivar plátano y tabaco. Se mantuvo firme y aunque su familia nunca fue agricultora, decidió arriesgarse. Y es que para Manzo, hay mucha gente que no cree que una mujer pueda dedicarse a la agricultura. Eso es lo que aún lamenta y quiere cambiar. A veces son cuestiones banales, dice, como la apariencia física. “Las mujeres podemos hacer muchísimas cosas si nos proponemos, lo que nos falta es un poco de motivación en el medio”, finalizó la también activista.
Redacción: Erika Hernández.