El juez Jorge Duarte, de la Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, aceptó la acción de protección a favor de la niña trans Amada, de 9 años de edad. Los padres de la pequeña solicitaron el 15 de enero de 2017 al Registro Civil el cambio legal de nombre y sexo en la cédula de identidad de la menor; sin embargo, el pedido fue negado.
En la audiencia realizada en Quito, el juez pidió el testimonio de la pequeña, quien le contó los problemas que enfrentan al tener un documento de identidad con un nombre masculino.
«Cuando salgo de viaje o voy al doctor, me llaman por el nombre masculino de la cédula y todo el mundo habla a mis espaldas, al verme diferente, eso me hace sentir mal», contó la niña al juez.
Lorena Bonilla, madre de Amada, señaló que tras la decisión del juez, pedirán el cambio inmediato del nombre y sexo en la cédula de la niña. Mencionó que el juez habló durante toda la audiencia con Amada y por ello, cuando dictaminó se refirió directamente a ella.
Ahora esperan el dictamen escrito, en 10 días, del juez para hacerlo efectivo. Sin embargo, el Registro Civil apeló la decisión del juez y esperan una resolución definitiva sobre el caso.
A pesar de ello, Jorge Fernández, abogado de la Fundación Pakta, señaló que la Ley de Garantías Jurisdiccionales establece que la apelación no tiene efecto suspensivo de las sentencias de primera instancia. «El Registro Civil debe acatar la resolución, incluso si ha apelado», señaló.
A criterio de Fernández, esta es la primera vez que se analiza el caso de una niña trans, pero no es la primera causa , ya que en 2017 la Corte Constitucional dictaminó a favor de una persona adulta trans.
Al año y 8 meses, en el primer viaje que Amanda realizó con sus padres pidió llevar una muñeca con ella. A los tres años en su cumpleaños, les pidió una fiesta de princesas y sus padres la vistieron como un príncipe y le dibujaron bigotes. La pequeña no dejó de llorar. A los 5 años, en cambio, pidió vestirse como una princesa de una película infantil.
Las personas transgénero tienen una inconformidad entre su sexo biológico y su sexo psicológico. “Es decir, es alguien que fue asignado como hombre al nacer, pero que se percibe como mujer, o viceversa”, explica Édgar Zúñiga Salazar, terapeuta familiar y vocero de la Red Ecuatoriana de Psicología por la Diversidad LGBTI.
Hasta mediados del 2018, sin embargo, esa autopercepción era considerada como un trastorno mental. Recién el 18 de junio pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sacó a la transexualidad de su lista de trastornos mentales, la definió como una “incongruencia de género” y la incluyó en un nuevo epígrafe llamado “condiciones relativas a la salud sexual”.
Fuente: El Telégrafo – GK City