El coronavirus demostró que no importan las clases sociales ni las ideologías, el virus es igualitario y no discrimina a nadie, eso lo tiene bien claro el presidente de la Asamblea Nacional, César Litardo, oriundo de Quevedo, provincia de Los Ríos, donde su familia se ha visto fuertemente golpeada por esta enfermedad.
La primera en partir fue su madre, Graciela Caicedo, quien perdió la batalla por el Covid-19 el pasado 28 de marzo, en pleno pico de la pandemia, donde los hospitales se encontraban saturados por la cantidad de enfermos.
La familia Litardo no logró conseguir una cama en Quevedo y tuvo que ser trasladada a Guayaquil a una sala de cuidados intensivos. Fue una de las primeras contagiadas en el cantón, pero no saben cómo ocurrió.
La muerte de su madre fue en golpe muy duro para el Legislador, quien la describe como el centro y la guía de todos sus pasos, siempre lo acompañaba en sus visitas por el país. El último desplazamiento en territorio que hizo a su lado fue a Loja.
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Pero la pesadilla no terminó, gran parte de su familia estaba contagiada, y es que, los cuatro hermanos Litardo comparten un edificio familiar en la parroquia San Camilo, donde la interacción y convivencia son comunes.
Esa fue una de las razones por las que el coronavirus se esparció rápidamente entre ellos: desde un bebé de 9 meses hasta Luis Litardo, padre de la autoridad, que tiene 80 años de edad. Y su hermano Carlos estuvo 16 días hospitalizado con alto riesgo.
Don Luis y el resto de la familia pudieron superar los efectos del contagio en casa y bajo estricto control médico.
Pero su tío paterno, Alberto Litardo, de 70 años, no tuvo la misma suerte. Luego de 15 días en terapia intensiva y a pesar de una leve mejoraría tuvo complicaciones y falleció la semana pasada.
Cesar Litardo también fue diagnosticado con Covid-19, el 2 de julio. Hasta hoy no ha regresado a su despacho en la presidencia de la Asamblea Nacional.
Se recupera en Quevedo, donde realiza las sesiones del Parlamento de manera virtual. Pero no está muy seguro de querer volver rápido a la oficina, en la que se contagió por descuido de uno de los funcionarios legislativos que acudió a laborar enfermo.
Litardo no es el único de los asambleístas que se contagió; de lo que se conoce también se infectaron Vicente Taiano y Henry Krofle (PSC); Guadalupe Salazar, Marcia Arregui, José Serrano, Michel Doumet, Julio César Quiñónez, Fausto Terán (AP); y Nancy Guamba (RC).
Dos de ellos, según cuentan, estuvieron al borde de la muerte: Taiano y Terán.
Taiano salió positivo de COVID-19 en marzo, cuando Guayaquil enfrentaba el pico más alto de contagio, y vivió el drama para conseguir los medicamentos, lo consiguió en la reventa con las consecuencias de incremento del precio y además con la incertidumbre si era la correcta.
Mientras que Terán presentó un cuadro clínico de neumonía atípica durante la segunda ola más alta de contagio que vivió Quito. Tuvo complicaciones para encontrar cama para ser atendido en las clínicas privadas, que estaban saturadas de pacientes, y acudió a uno de los hospitales públicos en el que permaneció durante diez días, y ahora agradece por la atención prestada.
La pandemia les ha dejado varias enseñanzas de cómo valorar la vida, a su familia y apegarse a lo espiritual para sobrellevar esta crisis de salud.