Los problemas de adicción, dolencias, ansiedad, miedos o estrés pueden abordarse desde la hipnoterapia, una técnica empleada en distintos países por expertos en psicología. Patricio Arias, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Hipnosis Científica, explica que el método no está contraindicado en ningún caso, pero que el mayor riesgo depende de las creencias del profesional.
Por ejemplo, cita el caso de un paciente con problema de depresión. “Si el profesional cree que al abrir los ojos todo estará bien, eso es irreal. La patología corresponde a factores cognoscitivos y allí es necesario trabajar en el pensamiento”.
Alejandra Castello, de 32 años, experimentó el primer contacto con una hipnoterapeuta extranjera hace 15. Con el tratamiento -cuenta- pudo enfrentar su fobia al encierro. Su madre, quien la llevó, pensaba que tenía un problema mental.
En una de las múltiples sesiones a las que se sometió, recordó claramente que cuando era niña sus primas la encerraron en un armario oscuro. “Hoy sé manejar con mucha tranquilidad esa situación y puedo sobreponerme a la claustrofobia”.
Años después acudió a otro hipnoterapeuta para entender y mejorar las malas relaciones que tenía con su madre, pero en esta ocasión la técnica no funcionó. “Nunca llegamos a la raíz del conflicto, quizás porque solo fueron tres sesiones y porque el terapeuta no me daba mucha confianza”.
En cambio, Jaqueline Coral, que se desempeña como oficinista, tuvo una grata experiencia con la práctica. Esta le permitió asumir con menos estrés los problemas diarios de la casa. “Aprendí a relajarme. Ese proceso es necesario para alcanzar la hipnosis. Así prácticamente está solventada la mayor parte de mi problema específico”.
Durante el proceso de hipnosis -detallan los expertos- la persona no pierde la conciencia, aunque luego de que abre sus ojos puede olvidar algunos pasajes observados. “La persona jamás está inconsciente porque escucha lo que le dicen. Lo que a veces se genera es un proceso amnésico, el cual ocurre solo en el 1% de la población.
Hay muchos que recuerdan todo, incluso los movimientos involuntarios que realizan mientras entran en ese estado”. El profesional señala que existe un período específico, que consiste en la incrustación del recuerdo fácil en la memoria. Esto puede generar un efecto contrario al deseado. “Hay casos reconocidos.
Por ejemplo, una persona bajo hipnosis recordó que el papá abusó de ella. Tras investigaciones se comprobó que bajo una pequeña sugerencia del terapeuta puede generarse la incrustación de un recuerdo que no es real, pero que se termina creyendo, eso ocurre frecuentemente y se debe evitar esa situación”.
La psicóloga Paola Suárez, quien también maneja esta técnica en el territorio nacional, cuenta que es más efectiva en casos de fobia. El profesional la hace más vivida por la sugestión que logra tras la sesión. “Cuando el paciente, con fobia a las arañas, cierra los ojos y piensa que no le van a hacer daño, entonces se genera una sugestión de cumplimiento poshipnótico, con lo cual se consiguen avances”.
Los casos de cirugías La hipnosis es parte de las técnicas que en algunos países desarrollados, como Francia, se utilizan con una pequeña dosis de analgésicos para resolver cirugías medianamente complejas, como mastectomías (extracción del seno) o de piezas dentales.
En el mencionado país europeo, los galenos del Institut Curie de París realizaron una reciente investigación. Según el estudio, la combinación de hipnosis, sedación consciente y anestesia local sería una alternativa viable a la típica anestesia general.
El proceso se conoce como hipnosedación. De acuerdo con esa tesis, los procesos susceptibles de esta combinación fueron las cirugías mamarias (90% de los casos del estudio), incluyendo las mastectomías totales o extracción total de la mama.
La hipnosedación debería proponerse como una alternativa útil y efectiva a la anestesia convencional, siempre valorando previamente el tipo de cirugía y la duración. Se incluyeron otros procedimientos como cirugías ginecológicas, colonoscopias y cirugías plásticas superficiales.
En otro de los campos que se utiliza con frecuencia esta técnica es en la elaboración de tatuajes en la piel. En España hay varios casos de este tipo, incluso, a través de videos los pacientes relatan sus experiencias personales.
Uno de los beneficiados es Víctor Mula, quien conversaba con su hipnotista y tatuador, mientras le pinchaba en su brazo y conforme sentía la aguja pasaba saliva en su boca. “Al principio dolió mucho, pero con la sugestión que alcancé ni siquiera noté el tiempo que transcurrió antes de que esté listo el tatuaje. Fue una experiencia muy agradable”, expresa el paciente.
Patricio Arias, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Hipnosis Científica, explica que el método no está contraindicado en ningún caso, pero que el mayor riesgo depende de las creencias del profesional.
Por ejemplo, cita el caso de un paciente con problema de depresión. “Si el profesional cree que al abrir los ojos todo estará bien, eso es irreal. La patología corresponde a factores cognoscitivos y allí es necesario trabajar en el pensamiento”.
Alejandra Castello, de 32 años, experimentó el primer contacto con una hipnoterapeuta extranjera hace 15. Con el tratamiento -cuenta- pudo enfrentar su fobia al encierro. Su madre, quien la llevó, pensaba que tenía un problema mental.
En una de las múltiples sesiones a las que se sometió, recordó claramente que cuando era niña sus primas la encerraron en un armario oscuro. “Hoy sé manejar con mucha tranquilidad esa situación y puedo sobreponerme a la claustrofobia”.
Años después acudió a otro hipnoterapeuta para entender y mejorar las malas relaciones que tenía con su madre, pero en esta ocasión la técnica no funcionó. “Nunca llegamos a la raíz del conflicto, quizás porque solo fueron tres sesiones y porque el terapeuta no me daba mucha confianza”.
En cambio, Jaqueline Coral, que se desempeña como oficinista, tuvo una grata experiencia con la práctica. Esta le permitió asumir con menos estrés los problemas diarios de la casa. “Aprendí a relajarme. Ese proceso es necesario para alcanzar la hipnosis.
Así prácticamente está solventada la mayor parte de mi problema específico”. Durante el proceso de hipnosis -detallan los expertos- la persona no pierde la conciencia, aunque luego de que abre sus ojos puede olvidar algunos pasajes observados. “La persona jamás está inconsciente porque escucha lo que le dicen.
Lo que a veces se genera es un proceso amnésico, el cual ocurre solo en el 1% de la población. Hay muchos que recuerdan todo, incluso los movimientos involuntarios que realizan mientras entran en ese estado”. El profesional señala que existe un período específico, que consiste en la incrustación del recuerdo fácil en la memoria.
Esto puede generar un efecto contrario al deseado. “Hay casos reconocidos. Por ejemplo, una persona bajo hipnosis recordó que el papá abusó de ella. Tras investigaciones se comprobó que bajo una pequeña sugerencia del terapeuta puede generarse la incrustación de un recuerdo que no es real, pero que se termina creyendo, eso ocurre frecuentemente y se debe evitar esa situación”.
La psicóloga Paola Suárez, quien también maneja esta técnica en el territorio nacional, cuenta que es más efectiva en casos de fobia. El profesional la hace más vivida por la sugestión que logra tras la sesión. “Cuando el paciente, con fobia a las arañas, cierra los ojos y piensa que no le van a hacer daño, entonces se genera una sugestión de cumplimiento poshipnótico, con lo cual se consiguen avances”.
Los casos de cirugías La hipnosis es parte de las técnicas que en algunos países desarrollados, como Francia, se utilizan con una pequeña dosis de analgésicos para resolver cirugías medianamente complejas, como mastectomías (extracción del seno) o de piezas dentales.
En el mencionado país europeo, los galenos del Institut Curie de París realizaron una reciente investigación. Según el estudio, la combinación de hipnosis, sedación consciente y anestesia local sería una alternativa viable a la típica anestesia general.
El proceso se conoce como hipnosedación. De acuerdo con esa tesis, los procesos susceptibles de esta combinación fueron las cirugías mamarias (90% de los casos del estudio), incluyendo las mastectomías totales o extracción total de la mama.
La hipnosedación debería proponerse como una alternativa útil y efectiva a la anestesia convencional, siempre valorando previamente el tipo de cirugía y la duración. Se incluyeron otros procedimientos como cirugías ginecológicas, colonoscopias y cirugías plásticas superficiales.
En otro de los campos que se utiliza con frecuencia esta técnica es en la elaboración de tatuajes en la piel. En España hay varios casos de este tipo, incluso, a través de videos los pacientes relatan sus experiencias personales.
Uno de los beneficiados es Víctor Mula, quien conversaba con su hipnotista y tatuador, mientras le pinchaba en su brazo y conforme sentía la aguja pasaba saliva en su boca. “Al principio dolió mucho, pero con la sugestión que alcancé ni siquiera noté el tiempo que transcurrió antes de que esté listo el tatuaje. Fue una experiencia muy agradable”, expresa el paciente.