“Los hombres rectos se apartan del mal camino; quien cuida sus pasos, cuida su vida” (Proverbios 16:17).
Merl Alien Martin nació en Mobile (Alabama, EE.UU.) el 7 de
febrero de 1895 en el seno de un hogar cristiano. Debido a una devastadora
epidemia de viruela que azotó la región en 1897, la familia se mudó a
California. Ahí, el pequeño Merl adquirió un gran apego hacia el campo y la
naturaleza. También conoció personalmente a Elena de White cuando ella volvió
de Australia. Cuando la situación política comenzó a enturbiarse, en 1914
preguntó a los líderes de la iglesia sobre la cuestión de ir a la guerra. Le
respondieron que podía colaborar en el ejército como enfermero. Así lo hizo y,
llegado el momento, participó con el ejército de los Estados Unidos en la Primera
Guerra Mundial (de 1917 a 1918). Ver tanta muerte y dolor en los campos de
batalla dejó una profunda huella en su corazón. A partir de ese momento decidió
que iba a proveer a cientos de niños y jóvenes con la mejor arma: la educación.
A su regreso a los Estados Unidos, Merl se entregó de lleno al trabajo como
agricultor y ganadero. Además, tuvo una fábrica de leche y quesos. Dios
prosperó abundantemente su trabajo. En aquellos años, donó $50,000 (dólares
estadounidenses) para la construcción de edificios de la Universidad de Loma
Linda (California, EE.UU.). En 1951 se ofreció como voluntario para hacerse
cargo de la finca del instituto adventista de San Pascual, en Escondido
(California, EE.UU.), donde también entregó generosos donativos. Años más tarde,
financió la construcción de los primeros dormitorios del entonces Colegio del
Pacífico (Navojoa, México) y seis casas para maestros. Además, durante una
temporada estuvo llevando médicos y medicamentos a esa región en su propia
avioneta. En 1962 inició los trámites para construir un colegio adventista de
financiación propia en Tesopaco (Sonora, México). El Colegio Juárez abrió en
1964. Merl financió la institución cerca de doce años para que muchos jóvenes
de escasos recursos pudieran estudiar. Murió el 14 de febrero de 1982.
Detrás de una escuela hay historias silenciosas de gente comprometida con la
juventud. La educación siempre será el mejor camino para consolidar la
estabilidad de un país. Los libros tienen mucho más poder que los fusiles, los
gritos y las palabras altisonantes. De la misma manera, la educación es uno de
los grandes tesoros que tiene la iglesia. Por eso, las escuelas son agentes de
cambio, espacios de desafío, refugios para canalizar la ilusión de quienes
desean ser mejores.
Pide hoy al Señor que te ayude a aprovechar tu paso por la escuela y que te dé
un corazón generoso.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018