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martes, 26 noviembre, 2024

La OMS y UNICEF advierten de un descenso en las vacunaciones durante la pandemia por COVID-19

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La Organización Mundial de la Salud y UNICEF advirtieron hoy de una alarmante disminución del número de niños que reciben vacunas que salvan vidas en todo el mundo. Esto se debe a las interrupciones en la prestación y uso de los servicios de inmunización causadas por la pandemia de COVID-19. Según los nuevos datos de la OMS y UNICEF, estas interrupciones amenazan con revertir los progresos logrados con tanto esfuerzo para llegar a más niños y adolescentes con una gama más amplia de vacunas. Esos progresos ya estaban frenados tras un decenio de estancamiento de la cobertura.

Las estimaciones más recientes de la OMS y UNICEF sobre la cobertura vacunal para 2019 muestran que mejoras tales como la ampliación de la vacuna contra el VPH a 106 países y una mayor protección de los niños contra más enfermedades corren el riesgo de desvanecerse. Por ejemplo, los datos preliminares correspondientes a los cuatro primeros meses de 2020 apuntan a una disminución sustancial del número de niños que completan las tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP3). Esta es la primera vez en 28 años que el mundo podría ser testigo de una reducción en la cobertura de la vacuna DTP3, el marcador de la cobertura de inmunización en el seno de los países y entre ellos.

«Las vacunas son una de las herramientas más potentes en la historia de la salud pública y ahora se vacuna a más niños que nunca», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Pero la pandemia ha puesto en riesgo esos logros. El sufrimiento y las muertes evitables causadas por saltarse la inmunización sistemática de los niños podrían ser mucho mayores que la propia COVID-19, aunque no tiene por qué ser así. Las vacunas pueden administrarse de forma segura incluso durante la pandemia y pedimos a los países que garanticen la continuidad de estos programas esenciales para salvar vidas».

Interrupciones por la COVID-19

Debido a la pandemia de COVID-19, se cancelaron o corren el riesgo de cancelarse al menos 30 campañas de vacunación contra el sarampión, lo que podría dar lugar a nuevos brotes de 2020 en adelante. Según una nueva encuesta realizada por UNICEF, la OMS y Gavi, en colaboración con los Centros de Control de Enfermedades de los Estados Unidos, el Instituto de Vacunas Sabin y la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, para tomar el pulso de la situación, las tres cuartas partes de los 82 países que respondieron confirmaron que, hasta mayo de 2020, los programas de inmunización habían sufrido interrupciones relacionadas con la COVID-19. Las causas de estas perturbaciones son diversas. Incluso cuando se ofrecen los servicios, la población no puede acceder a ellos debido a la reticencia a salir de casa, las interrupciones del transporte, las dificultades económicas, las restricciones de movimiento o el miedo a exponerse a las personas con COVID-19. Muchos trabajadores de la salud tampoco están disponibles debido a las restricciones de viaje o porque se han reasignado a las tareas de respuesta a la COVID-19, pero también por falta de equipos de protección.

«La COVID-19 ha convertido la vacunación que antes era sistemática en un desafío de enormes proporciones», afirmó la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. «Debemos impedir un mayor deterioro de la cobertura de la vacunación y reanudar urgentemente los programas de inmunización antes de que la vida de los niños esté amenazada por otras enfermedades. No podemos cambiar una crisis de salud por otra».

Estancamiento de la tasa de cobertura mundial

Los progresos en la cobertura de la inmunización se estancaron antes de la aparición de la COVID-19 en un 85 % para las vacunas DTP3 y contra el sarampión. La probabilidad de que un bebé nacido hoy en día haya recibido todas las vacunas recomendadas a nivel mundial para cuando cumpla los 5 años es inferior al 20 %.

En 2019, casi 14 millones de niños no recibieron vacunas que salvan vidas, como la del sarampión y la DTP3. La mayoría de estos niños viven en África y es probable que no tengan acceso a otros servicios de salud. Dos tercios de ellos se concentran en 10 países de ingreso mediano y bajo: Angola, Brasil, Etiopía, Filipinas, India, Indonesia, México, Nigeria, Pakistán y República Democrática del Congo. Los niños de los países de ingreso mediano asumen una proporción cada vez mayor de la carga.

Progresos y dificultades, por país y región

Se han registrado ciertos progresos. La cobertura regional de la tercera dosis de DTP en Asia meridional ha aumentado en 12 puntos porcentuales en los últimos 10 años, en especial en la India, Nepal y el Pakistán. No obstante, esos avances tan arduamente conseguidos podrían quedarse en agua de borrajas como consecuencia de las alteraciones derivadas de la COVID-19. Los países que habían registrado progresos significativos, como Etiopía y el Pakistán, corren ahora el riesgo de retroceder si no se reanudan los servicios de inmunización lo antes posible.

La situación es especialmente preocupante en América Latina y el Caribe, donde la cobertura, históricamente elevada, ha disminuido en el último decenio. En el Brasil, Bolivia, Haití y Venezuela, la cobertura de inmunización ha sufrido una caída de al menos 14 puntos porcentuales desde 2010. Además, las interrupciones relacionadas con la COVID-19 son de moderadas a graves en estos países.

Al tiempo que la comunidad sanitaria mundial trata de recuperar el terreno perdido debido a las perturbaciones relacionadas con la COVID-19, UNICEF y la OMS apoyan a los países en sus esfuerzos por redefinir la inmunización y reconstruirla mejor mediante:

  • La reanudación de los servicios, para que los países puedan ofrecer una inmunización sistemática en condiciones de seguridad durante la pandemia de COVID-19, respetando las recomendaciones de higiene y distanciamiento físico y proporcionando equipo de protección a los trabajadores de la salud;
  • La prestación de ayuda a los trabajadores de la salud para que se comuniquen activamente con los cuidadores y les expliquen cómo se han reconfigurado los servicios para garantizar la seguridad;
  • La reparación de las brechas de cobertura e inmunidad;
  • La ampliación de los servicios ordinarios para llegar a las comunidades desatendidas, donde viven algunos de los niños más vulnerables.
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