“Yo, la sabiduría, convivo con la cordura; en mí se hallan el conocimiento y el consejo” (Proverbios 8:12).
Una de las formas en las que la Biblia presenta la historia de la salvación es a través de la personificación de la Sabiduría. El capítulo 8 de Proverbios es una magnífica exposición del conocimiento humano y una forma de expresar las profundidades del conocimiento que conduce a las raíces de la fe y la razón. Algunos eruditos de la Biblia aplican este pasaje directamente a Jesús. La asociación de un dios o diosa de la sabiduría con la creación del mundo era frecuente en los mitos de los pueblos vecinos a Israel, aunque, no por ello, se ha de descartar la figura del Salvador del mundo dentro del relato.
En Proverbios 8 aparecen la Sabiduría, Dios, los hombres, una voz narradora, los lectores históricos y contemporáneos, así como el propio escritor. La Sabiduría es la que más habla, pero no lo hace solo de sí misma, sino para exaltar a Dios y esperando una respuesta positiva de parte de la raza humana. Posee rasgos humanos: labios, boca, voz; muestra sentimientos: clama, exhorta, ama, se deleita, se regocija, juega. Al mismo tiempo actúa como un ser humano cuando se detiene, camina, enseña, habita, encuentra, otorga, prospera. También posee atributos como la justicia, la verdad, la trascendencia, la intuición, la inteligencia, la fuerza para actuar tenazmente, la dirección; y ofrece atractivas bendiciones: el consejo, las riquezas genuinas, la honra, la vida ejemplar. El discurso de la Sabiduría tiene importantes vínculos con el mensaje de Jesús. En realidad, es él quien vino a darnos ejemplo de una vida regida bajo los principios de la sabiduría de Proverbios.
Solo a través de la gracia de Cristo, los seres humanos podemos obtener la facultad de vivir sabiamente. Nosotros somos por naturaleza necios y débiles, rebeldes al aprendizaje y la disciplina (Proverbios 1:7). Sí, nos resulta más fácil divertirnos, ser irresponsables y olvidar nuestras obligaciones, aunque sepamos que eso no es correcto (Romanos 7:15). Somos como niños caprichosos que necesitan ser educados bajo los principios del Padre celestial para aprovechar los espacios de felicidad que el Señor les ha dado en este mundo. Por lo tanto, nuestro paso por él es un proceso educativo que nos prepara para la vida eterna. Pero solo nosotros decidimos si aceptamos al gran Maestro que está listo para mostrarnos las maravillas del conocimiento.
Este día invita a Jesús a tu vida para que transforme tu corazón y siembre en ti el amor por su Palabra y el aprendizaje.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018