QUEVEDO. Ecuador ya inició el proceso de retorno a clases presenciales. Hasta el 16 de enero se espera que todos los estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato estén recibiendo las materias en sus aulas.
Había mucha incertidumbre sobre cómo iban a reaccionar los chicos después de encontrarse en las aulas, tras casi dos años de la modalidad virtual. Padres indican que existe un vacío en relación al aprendizaje.
Pros y contras
El magíster en psicología educativa y coordinador del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) de la Unidad Educativa Siete de Octubre, Luis Aguayo, relató que, en estos días, los adolescentes han manifestado entusiasmo por el retorno a clases.
“Se ha notado mucha tranquilidad, ya que pueden regresar con sus compañeros, sobre todo a escuchar y ver a los docentes”, indicó. Y es que unas de las ventajas es que ahora los adolescentes pueden tener esa interacción social y esa retroalimentación con los docentes.
Retraso en la práctica
A decir Aguayo, en la Unidad Educativa en la que trabaja, donde los bachilleratos son técnicos, los estudiantes tienen que actualizar los conocimientos en la práctica, es otra de las ventajas de regresar a clases presenciales.
“El mayor limitante (durante la virtualidad) para los bachilleratos técnicos fue la práctica, podríamos tener un tipo de retraso, pero se están realizando adaptaciones priorizando contenidos, de alguna manera no será un 100%”, manifestó.
Para Mariela Trujillo, quien tiene a su hija en la Unidad Educativa San Camilo, el regresar a las aulas es un beneficio porque mejora el aprendizaje. Cree que poco a poco su hija se irá adaptando y adquirirá más conocimientos de los que no pudo en clases virtuales.
“En la virtualidad no aprendió matemáticas, está muy baja. Los beneficios es que estará en contacto con el tutor y va entender y explicar mejor la clase”, dijo.
Otros de los beneficios que menciona es el levantarse temprano. “Desarrolla disciplina, porque en las virtuales recibían clases en la cama y nosotros los padres no podíamos estar pendiente, porque trabajamos”, recordó.
No todos están vacunados
Sin embargo, menciona que una desventaja para los padres de familia es que pocos tienen recursos para volver a comprar uniformes y útiles escolares. “Asimismo, todos los días hay que preparar el lunch y algunos gastamos en buses escolares”, dijo.
Otra de las desventajas que nombró es que su hija no tiene las dosis completas, y para ella representa un riesgo muy grande debido a que están apareciendo nuevas cepas.
“No todos los compañeros de mi hija están vacunados, a otros les falta la segunda dosis, a la mía le toca el enero, la Pfizer, entonces tenemos esa desventaja”, finalizó. (I)