El puerto de Manta llora la muerte de su alcalde Agustín Intriago, pero también exige justicia a las autoridades nacionales y a la Policía, coinciendo con el pedido que hizo la esposa del regidor.
Agustín Intriago, alcalde de Manta, recibió el último adiós de parte de sus familiares y allegados, en un cementerio privado de ese puerto.
En medio de una ceremonia muy íntima su cuerpo fue velado desde la noche del lunes 24.
Rosita Saldarriaga, su esposa, se desvanecía desconsolada entre los asistentes. Con gorra y chaleco negro de protección, casi no se la reconocía.
Sin embargo, su rostro desencajado, rojo y bañado de lágrimas la delataban entre los presentes. Su dolor era indescriptible.
Hoy la Sala de Velación amaneció repleta de familiares, amigos, conocidos, allegados, trabajadores compungidos por la pena que produce su despedida.
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Aún desconcertados y sin entender mucho de la gravedad de la pérdida de su líder, muchos se dieron cita al camposanto para demostrarle y expresarle con una flor, unas palabras, entonando una canción, tocando un instrumento o sencillamente de pie rindiéndole merecidos honores.
Y el que Agustín Intriago físicamente se fue, pero espiritualmente se quedó en la memoria y en el corazón de su esposa, sus hijos, padres, hermanos, y en el alma de los mantenses.
Manta tiene y vive el profundo dolor de haber perdido en manos de indolentes a su líder, a quien les devolvió la esperanza y los marcó con el pensamiento de dejar una ciudad mejor para sus hijos y para todos.
El temple, empuje y cariño de los mantenses se demostró en estos días, adoloridos e indignados tienen la entereza de volver seguir apuntando por conseguir los grandes y nobles ideales que les dejó su líder.
Manta es una ciudad que no se rinde, ni ante las mayores adversidades. Seguro volverá radiante y libre como el ave fénix a levantar su vuelo, a continuar desarrollándose y progresando en el tiempo.