Por Eduardo Gaibor
FOTOS CORTESÍA FAMILIA MONTES
La historia de Quevedo está registrada en varios textos por personajes muy conocedores del pasado de este cantón.
La mayor información tiene la familia Montes, porque han sido muy acuciosos en guardar y conservar los archivos. De manera que, quienes han consignado hechos históricos han recurrido a la familia Montes.
Cuenta la historia
Históricamente se conoce que en el siglo XVIII lo que es Quevedo, la provincia de Los Ríos, estuvo habitada por los Huancavilcas y los Tsáchilas.
Fueron habitantes rebeldes que no se sometieron a la esclavitud como ocurrió en la Región Interandina. Ni siquiera los Incas pudieron someterlos.
Estos aborígenes fueron retirándose hacia la selva cuando llegaron los primeros colonos de estas selvas vírgenes, por lo general eran del bajío (Vinces y sus pueblos aledaños)
Pero antes de la formación de fincas, haciendo uso de los ríos navegables, llegaron a estas selvas los primeros caucheros para extraer el látex que se comercializaba con destino a Europa para la fabricación de llantas, debido a que se inició la era industrial, entre estos la fabricación de vehículos.
Caucheros
Se conoce que al sector de Quevedo llegaron dos alemanes con el fin de explotar el caucho de las selvas vírgenes de este sector. Estos alemanes organizaban cuadrillas de veinte trabajadores cada una con un capataz.
Estas cuadrillas se dirigían por diferentes sectores de la selva para extraer el látex de los gigantescos árboles de la selva virgen. El material recolectado era transportado hacia los ríos navegables para conducirlo en embarcaciones rústicas hasta la ciudad de Guayaquil de donde este material era enviado a Europa.
Adjudicación de tierras
En el siglo XIX está claro que de las vastas selvas vírgenes no había propietarios con títulos legales. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX cuando se dio las guerras de la Independencia para librarse del dominio español, a los soldados que intervinieron en esas guerras se les adjudicó extensas áreas de terreno como compensación a su aporte.
Los territorios de la serranía ya estaban posesionados por la iglesia y los criollos (hijos de españoles). Esa es la razón por la cual al capitán Calixto que había servido en el ejército independentista le asignaron como propiedad las selvas de la parte alta de la cuenca del río Guayas. Este militar fue teniente político en la recién creada parroquia de Zapotal.
De esta manera, fungía como dueño legítimo de las selvas que comprendían desde Zapotal hasta lo que hoy es Quevedo, Valencia, Buena Fe, Quinsaloma, hasta cerca de Santo Domingo de los Tsáchilas.
Formaron fincas productivas
Pero aquí no termina todo, porque en Latacunga la señora Estupiñán reclamaba como propietaria legítima de todas estas selvas vírgenes, con título de propiedad. Estos dos personajes que alegaban ser dueños ni siquiera conocían la selva.