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viernes, 22 noviembre, 2024

No contrates a cualquiera

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“Arquero que a todo el mundo hiere: ¡eso es quien emplea a necios y vagabundos!” [Proverbios 26:10).

Eli era el sumo sacerdote a cargo de los servicios del santuario. Él era un hombre temeroso de Dios, pero su situación familiar era bastante desfavorable y había fallado en dar una buena educación a sus hijos. Los chicos eran irreverentes, aprovechados y ambiciosos. Sin embargo, a pesar de saber todo eso, ¡Eli decidió contratarlos como sacerdotes del santuario! Tal vez pensó que si estaban cerca de las cosas sagradas tenían la posibilidad de corregirse un poco.

Lo cierto es que los hijos del líder espiritual de Israel resultaron una verdadera calamidad para la sociedad hebrea. La Biblia dice lo siguiente: “Los hijos de Eli eran unos malvados, y no reconocían la autoridad del Señor. Era costumbre entre los sacerdotes y el pueblo que, cuando alguien ofrecía un sacrificio, mientras se cocía la carne, el criado del sacerdote tomaba un tridente e iba al perol, la olla, el caldero o la marmita, y sacaba carne para el sacerdote. Así lo hacían con todos los israelitas que acudían a Silo. Además, antes de quemar la grasa, llegaba el criado del sacerdote y le decía al que sacrificaba: ‘El sacerdote quiere carne para asar. No quiere carne cocida, sino cruda’. Y si la persona le decía: ‘Primero debe quemarse la grasa; después de eso podrás tomar todo lo que quieras’, el criado respondía: ‘Dámela ahora mismo; de lo contrario, la tomaré por la fuerza’. Este pecado de los jóvenes sacerdotes era muy grave, porque no mostraban ningún respeto por las ofrendas del Señor” (1 Samuel 2:12-17). Además, estos jóvenes eran sumamente inmorales, puesto que “se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo” (versículo 22).

¡Menudos bribones había contratado Eli para el servicio sagrado! Borrachos, adúlteros, ladrones y abusones. ¡Lo peor de todo es que el sumo sacerdote lo sabía! Representaban el orgullo de su nepotismo. La gente perdió el respeto a sus sacerdotes. Un empleado perezoso e irresponsable tarde o temprano ocasionará problemas. Y así ocurrió con los hijos de Eli, quienes convencieron al ejército de Israel de llevar el arca del pacto al campo de batalla como amuleto de la suerte. ¡Vaya locura! En aquella batalla murieron muchos soldados hebreos, incluyendo dos malos empleados del santuario.

El trabajo acarrea responsabilidades muy serias que afectan al buen desempeño y servicio de los demás. Los favores a familiares, amigos y conocidos pueden poner en peligro el buen funcionamiento de cualquier empresa. Por eso es más prudente buscar al personal más capacitado, cuyo trabajo bien hecho sea su mejor carta de presentación.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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