“No vayas por la senda de los impíos, ni sigas el camino de los malvados” (Proverbios 4:14).
Eran mis años de adolescencia. Yo estudiaba secundaria en un conocido instituto de la ciudad. Recuerdo que alguien sugirió que sería muy emocionante ir al panteón a medianoche para jugar a la güija. ¡Era una locura! Pero hubo algunos que aceptaron el reto. Todos lo hacían por diversión y búsqueda de aventuras, pero no medían las consecuencias de sus acciones.
A través de películas divertidas, páginas interesantes de Internet, juegos entretenidos, programas de televisión populares o música atrayente, Satanás pretende seducir la mente de millones de jóvenes difundiendo la idea de que la muerte no existe y de que es posible comunicarse con los muertos. Y son muchos los que muerden el anzuelo y se adentran en el tenebroso mundo del ocultismo.
No es con los muertos donde se encuentran las respuestas a los grandes interrogantes de la vida. Por eso advierten las Escrituras: “Si alguien os dice: ‘Consultad a las pitonisas y a los agoreros que susurran y musitan; ¿acaso no es deber de un pueblo consultar a sus dioses y a los muertos, en favor de los vivos?’, yo os digo: ‘¡Ateneos a la ley y al testimonio!’ Para quienes no se atengan a esto, no habrá un amanecer” (Isaías 8:19, 20, CST). Los muertos nada saben (Eclesiastés 9:6). No se les puede atribuir un conocimiento especial que rija los destinos de los vivos. Todas esas ideas tienen un origen en las religiones paganas de la antigüedad. Por si fuera poco, la magia y la brujería pueden desatar poderes de naturaleza demoniaca y mortal (Éxodo 7:11,12, 22; 8:7,18,19). El espiritismo no es un juego. El poder del mal es real: “La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!” (Efesios 6:12).
A muchos jóvenes les ha costado la vida la incursión en el mundo de las tinieblas. Las consecuencias son sumamente peligrosas. Y es que la Biblia hace una advertencia muy importante: “Y esto no debe sorprendernos, porque hasta Satanás mismo se disfraza de ángel de luz” (2 Corintios 11:14). Esos supuestos espíritus de los difuntos que pretendidamente aparecen en sesiones espiritistas son, en realidad, demonios disfrazados de seres queridos.
Hoy pide al Señor que te ayude a elegir sabiamente aquello con lo que alimentas tu mente.
Devoción matutina para jóvenes 2018
¡Renuévate!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018