Bangladesh. Cuando la selección argentina se coronó campeona de la reciente Copa América en el Maracaná hubo quienes festejaron como si fuera su propio equipo aunque estuvieran A 17.000 kilómetros de distancia. Se trata de los bangladesíes, fanáticos del equipo albiceleste desde los tiempos de Diego Maradona, aunque las generaciones más jóvenes tienen como ídolo (cada vez mayor) a Lionel Messi.
El partido del Maracaná ante Brasil finalizó a las ocho de la mañana en Dacca, la capital del país de poco más de 151 millones de habitantes, uno de los más densamente poblados del mundo y que, situado en el delta del río Ganges, limita casi completamente con India y algo con Birmania en una franja del sudeste, y sufre inundaciones producto de los vientos monzones y de los ciclones.
Pese a la hora de finalización del partido, debido al fanatismo por Argentina, en Dacca no importó siquiera el lockdown estricto impuesto por el gobierno de la República Popular de Bangladesh (que significa “país de Bengala”, en referencia a la región en la que se encuentra) debido a la pandemia. Pero nada pudo obstaculizar la salida a la calle de miles de personas movilizadas en caravanas de motos (el vehículo más común) con banderas y bengalas para dar rienda suelta a su euforia en medio de un tráfico estresante que incluye automóviles y bicitaxis.
Las autoridades de Dacca se llegaron a preocupar seriamente por lo que podía suceder en la ciudad por un partido jugado a tanta distancia entre Argentina y Brasil, porque también hay muchos que prefieren el juego de la ‘verdeamarelha’ por su ‘jogo bonito’ (aunque no en la cantidad de los que siguen a los albicelestes), pero en los pubs a los que acuden ambas hinchadas generalmente no suelen ocurrir disturbios y sólo se festeja y se canta a favor de los suyos, según contó a Infobae Raúl Becerra, goleador argentino del recientemente fundado equipo “Bashundhara Kings”.
Sin embargo, las autoridades de Jessore, ciudad del lado occidental, se llegaron a pronunciar con angustia ante la posible pérdida de nacionalismo al notar el despliegue de tantas banderas extranjeras y hubo hasta algún amague de prohibirlas, pero no tuvo éxito. “No nos importa que la gente use camisetas de sus equipos favoritos o pancartas”, -ya decía en 2014 Mustafizur Rahman, un administrador del gobierno- pero no se ve bien cuando las banderas extranjeras ondean en sus techos. “Nos hemos convertido en una Nación de Argentina y Brasil”. Fue cuando al menos tres personas murieron electrocutadas colgando banderas argentinas del precario cableado de la ciudad y la prensa local los calificó como “Mártires de la Copa del Mundo”.
Según el sitio oficial de la AFA, el 23 de agosto de 2012 se formó el grupo de Facebook “Argentina Football Fans Bangladesh” a partir de la iniciativa de un joven llamado Saif Tanvir, y que ya cuenta con casi 350.000 miembros y que sigue todas las actividades de la selección argentina, que juegue donde juegue y en el horario que sea, es seguida con ansiedad.
“Todos los años organizamos eventos, especialmente antes de los torneos y todos juntos rezamos a Alá por Argentina para que pueda ganar”. Le comentó Saif al periodista Nahuel Lanzón, de TN Deportivo.
Si ya existía un total fanatismo por la selección argentina, éste llegó a la locura cuando en septiembre de 2011 el equipo nacional, en ese entonces dirigido por Alejandro Sabella, llegó a sus tierras para jugar un amistoso ante Nigeria en un estadio nacional completo a reventar ante la presencia de Messi, al punto que se instalaron pantallas gigantes en toda la ciudad para que nadie se perdiera el acontecimiento.
Quien esto escribe tiene la experiencia de las coberturas de Mundiales, en las que tras cada entrenamiento de la selección argentina lo suele esperar un grupo de una decena de colegas de Bangladesh para saber hasta la última novedad debido a las dificultades de acceso que tienen por la distancia cultural y el idioma.
El fanatismo por Argentina es tal que hasta miembros de la Unión Europea estuvieron estudiando las características del país para entender por qué no hay una predominancia de la preferencia por las selecciones de ese continente pese a la influencia británica en la cultura. Hace pocos años, cuando Reino Unido aún pertenecía a la UE, se envió un memo que describía que “apenas hay banderas de Inglaterra visibles en las calles”.
Tal vez desde la relación que Bangladesh desarrolló con Inglaterra puede comenzar a entenderse el amor de los hinchas hacia el fútbol argentino.
A fines del siglo XV llegaron a lo que hoy es Bangladesh los comerciantes ingleses y su influencia fue creciendo hasta que la Compañía Británica de las Indias Orientales se quedó con el control de la región de Bengala tras la batalla de Plassey en 1757. Un siglo más tarde, la sangrienta “Rebelión de los Cipayos” en 1857 derivó en que se transfiriera la autoridad a la corona británica, con un virrey que se encargaba de administrar el territorio y durante esta época colonial, las hambrunas atormentaron a los bangladesíes, y en especial, la Gran Hambruna de 1943, que le costó la vida a tres millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial, que según muchos analistas es consecuencia de una estrategia militar británica para obstaculizar un posible avance japonés.
Bangladesh se independizó de Pakistán el 16 de diciembre de 1971, pero siguió sufriendo hambrunas, desastres naturales y pobreza generalizada, con algunos golpes militares hasta la restauración de la democracia en 1991, que trajo una relativa calma y cierto progreso económico.
Esta relación de tirantez con la corona británica también hizo seguir de cerca, a los bangladesíes, la Guerra de Malvinas de 1982, aunque el goleador Becerra, que llegó del fútbol qatarí reemplazando al ex internacional Hernán Barcos, cree que “no está tan claro dónde empieza este apoyo a los argentinos en esta zona de dominio inglés de India, Bangladesh, Pakistán. Desde hace muchos años ellos tenían un control desde lo económico y se habla de ese bloqueo que hubo en la Segunda Guerra Mundial. La gente de acá me habla más de las Malvinas, del enfrentamiento con los ingleses, de cómo los marcó Diego Maradona, y la pasión por el fútbol que tenemos en Argentina. Y la aparición de Messi incrementó la pasión que ellos tienen”.
Cuando murió Maradona el pasado 25 de noviembre hubo un minuto de silencio hasta en la liga de cricket, que es el deporte nacional.
Si de Maradona se trata, pocos pueden opinar de él mejor que Mehedi Sujan, el editor de Deportes de uno de los principales diarios en inglés del país, el “New Age” y un reconocido coleccionista y conocedor de todo lo que produjo el astro argentino recientemente fallecido hasta el mínimo detalle, y agrega ricos elementos para el análisis.
“Si se consulta por qué apoyan a la selección argentina y no a otra a los que hoy tienen de 20 a 38 años, la mayoría diría porque cuenta con Messi y porque ganó el Mundial capitaneada por Maradona”, sostiene Sujan, pero aclara que “en realidad, el apoyo de Bangladesh a Argentina era limitado hasta 1986 y una razón es que el título mundial de 1978 es un poco borroso para la gente porque fue un evento lejano, en el que se dieron pocos partidos por TV en vivo, igual que en España 1982, que vino grabado, y entonces aquel equipo dorado con Maradona, Kempes y Ardiles es relativamente desconocido para los actuales seguidores de Argentina”-
El periodista cuenta que el cambio se produjo en 1986. “No sería exagerado afirmar que ‘México 86’ convirtió a Maradona en una superestrella. Mirando para atrás, es tremendo el impacto que tuvo en Bangladesh y en asegurar una base de apoyo a Argentina, que no partía como favorita de ese Mundial y se hablaba de Alemania, Italia o Brasil aunque algunos fanáticos ya hablaban de un desconocido Maradona para la mayoría. A medida que avanzó el campeonato, la gente comenzó a tomar en serio a Francia cuando eliminó a Brasil, pero cuando llegó el Argentina-Inglaterra, Maradona hipnotizó a los bangladesíes con su habilidad como nunca lo hizo nadie. La Mano de Dios también provocó un feroz debate, pero la mayoría decidió pasarlo por alto porque el recuerdo de Malvinas todavía estaba vivo entre nosotros. Y cuando Brasil quedó eliminado, había sólo un equipo para apoyar: Argentina. Una vez que llegó la final, el apoyo fue total y luego, Maradona emergió como nuevo héroe».
“Fue justo cuando el fútbol se convirtió en el deporte principal en los años ochenta –insiste Sujan- y se sumó la locura por Maradona, inspirando a los jugadores bajos de estatura –la media de los habitantes de Bangladesh es de 1,64 metro-. Después, Bangladesh consiguió su propio Maradona en Sabbir bin Walid y en 1987 surgió otra sensación que fue Monu (bajo, robusto y rápido) cuando jugó la Copa de Oro del Presidente para el equipo “Mohammedan”. En esa época la imagen de Maradona era portada de cuadernos, botellas, camisetas y envoltorios de pirulines. El mayor impacto de Maradona fue en jugadores de origen humilde de las villas de Dacca, muchos de los que pasaron a jugar en los mejores clubes o, a través de la perseverancia, a otros clubes intermedios. Usaban el mismo peinado y hasta botines “Puma King” de producción local”.
Pero Sujan también cree en el factor político. “También en el fútbol, los recuerdos del pasado imperial juegan un papel crucial. Los bangladesíes podían relacionarse bien con los latinoamericanos, que enfrentaron las mismas dificultades económicas y la misma explotación por parte de Occidente”.
Ifty Mahmud, redactor del periódico más grande de Bangladesh, el “Prothom Alo”, remarcó al periodista Lanzón que si la selección brasileña “se parece a nosotros. Sólo mira a Pelé, Romario y Neymar y ellos son de piel oscura y de origen humilde y nosotros también”, el apoyo a los argentinos “tiene un carácter anticolonial, porque Maradona venció a los ingleses, mientras que (David) Beckham nunca fue popular aquí. Maradona era un loco ¡y los bangladesíes aman a los locos! La forma en que engañó al poder colonial, porque fue un engaño a la luz del día, tuvo una resonancia simbólica”.
Pese a todo, Becerra -que llegó de jugar en el “Umm Salal” de Qatar en reemplazo de su reconocido compatriota, el delantero Hernán Barcos para defender ahora los colores del “Bashundhara Kings”-, comenta a Infobae que por el hecho de ser argentino “no sentí beneficio o ventaja en el fútbol local aunque fui recibido de la mejor manera, y ellos se brindan en todo lo que necesito”.
Becerra, -un trotamundos que pasó por Huracán de Tres Arroyos, Boca de Río Gallegos, Almagro, Nueva Chicago, Argentinos Juniors, Colón (donde consiguió el ascenso a Primera A), Deportivo Cuenca (Ecuador), y los chilenos Everton, y Deportes Iquique, con 82 goles en 270 partidos- separa bien los tantos. “Sí vi en las tribunas hinchas con banderas o camisetas de la selección, pero en la cancha somos todos iguales, brasileños, africanos y asiáticos”.
“En la calle, si ven que sos argentino, enseguida se ve la expresión de emoción, que apoyaron a Maradona o a Messi. Nosotros, los jugadores, estamos siempre agradecidos con estos cracks porque fueron embajadores y nos abrieron las puertas tanto a Barco, o a otro compatriota, Nicolás Del Monte.”, explica Becerra.
“La de Bangladesh es una liga competitiva, en crecimiento, que económicamente no puede competir con otras –describe-.. El cricket es el deporte nacional y atrae mayores inversiones. Yo estoy en un club nuevo y serio. El mes que viene tenemos copa internacional en Maldivas y la idea es ir creciendo y generando mayores condiciones y seguramente llegarán extranjeros con más renombre y también entrenadores de otros países. En mi caso, llegué el año pasado desde Qatar, y por la cercanía. Fue algo bueno venir acá y es una oportunidad para aprovecharla. La vida es tranquila (su familia está en Argentina y está solo). Vivo en un departamento, compro todo lo que necesito en el supermercado – como profesional, no me es tan difícil la alimentación- , miro la TV y estudio. Nos entrenamos todos los días, y están los partidos. Estuve en diferentes países y culturas, y trato de ser respetuoso con eso, y abierto a cualquier experiencia”.
Fuente: Sergio Levinsky para Infobae