Quevedo.- Moradores de las calles: 23 de Agosto y 24 de Mayo de la parroquia Nicolás Infante Díaz no aguantan el mal olor que provocan las alcantarillas de su sector.
La moradora Esperanza Velásquez explica que no hay drenaje de las aguas servidas que surgen de las viviendas ubicadas en la zona alta del barrio. Esto provoca que las alcantarillas se rebosen con heces fecales y agua sucia.
“Las alcantarillas están llenas de heces que no se puede comer bien. Aquí viven niños, ancianos y hasta personas discapacitadas… uno tiene que salir a comer en otra parte”, dijo Velásquez.
Los habitantes afirman que las autoridades conocen de la problemática, a pesar de eso, no acuden a su auxilio. (I)
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