Quevedo. De cierto es que cuando cayó Big Money, muchos sueños se fueron al piso. Miles de personas confiaron en esta plataforma financiera no legalizada para cumplir sus proyectos y ahora sufren una dura situación.
Gabriela es de la provincia de Los Ríos y tiene 23 años. Nunca pensó que invertir en Big Money le fuera a cambiar la vida a ella y a su familia. Escuchó hablar de esta plataforma a través de redes sociales, allegados e incluso funcionarios públicos.
Al principio se mantuvo al marguen, pero al ver que varias personas invertían sin riesgo, no dudó en entrar a la plataforma y también incentivó a gran parte de su familia para que lo hiciera.
“Nosotros hicimos el seguimiento (en los lugares donde se hacía la captación), en el Tennis Club depositamos el dinero. Tenemos dos recibimos: del viernes y martes, el miércoles nos tocaba cobrar, pero pasó todo esto (allanamientos)”, contó.
Gabriela y su familia entregaron a Big Money 31 mil dólares, y recibirían el 90% de interés sin mover un dedo. “La noche anterior que estábamos con todo el dinero contándolo en la cama se sentía esa presión…porque todo ese dinero venía de una familia que se dedica a la agricultura”, manifestó.
Todos los ahorros
Gabriela tenía sus ahorros para una maestría y para terminar de construir una casa, pero su ambición de estudiar en una mejor universidad la llevó a invertir en Big Money. Ella también se comprometió con los recursos de su familia.
Le dijo a su primo que había encontrado una forma rápida y sencilla para hacer dinero, y éste entregó los recursos del parto de su bebé, exactamente $650 dólares. Con la inversión podía conseguir incluso una entrada para las cosas del niño próximo a nacer.
Asimismo, el hermano de Gabriela le prestó dinero a su exjefe y con esa ganancia pensaba montar un negocio, ya que estaba desempleado. La mamá, igualmente, entregó un monto con el objetivo de saldar deudas como la luz y el internet.
Incluso hasta su cuñada decidió invertir, según Gabriela, su voluntad era comprarse un vehículo. “No eran ambiciones o cosas superficiales, son cosas necesarias que teníamos todos los miembros de mi familia”, resaltó.
Llegó el día
Una vez reunidos todos los recursos, Gabriela y su hermano llegaron hasta el Tennis Club donde se estaba realizando la captación de los dineros, pagaron a un intermediario $10 para poder avanzar a la fila. Ella comentó que fue un ambiente tenso, el dinero lo llevaba en el bolso, así como todas las personas.
“Queda una tensión, yo fui y regresé con dolor de cabeza… la gente llevando bolsos de dinero, era una incertidumbre y un ambiente pesado. Y avanzamos la cola…llegamos el viernes y volvimos el martes para la segunda inversión”, dijo.
Pero nunca pensó que la Fiscalía ya había puesto ‘los ojos’ en Big Money, y cuando se enteró del allanamiento la noche del miércoles 30 de junio, comenzó la preocupación. No obstante, audios que circulaban por WhatssAp la tranquilizaron y todavía tuvo esperanza.
A la final, toda la familia, sí, tuvo que reunir nuevamente, pero esta vez, para ayudar en el parto del hijo de su primo. Ahora tiene confianza en el Comité de Recuperación de los Dineros de Big Money, que pretende hacerlo a través de un notario.
“Antes de morir hay que dar las ultimas patadas y esto es lo que estamos haciendo… sin caer en la desesperación”, finalizó.
Ahora con su muerte sólo será un recuerdo en el tiempo. (EHL)
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