QUEVEDO. Una foto, impresa en una hoja de papel, y tres velas a su alrededor es el único consuelo que tienen los familiares de Angelo Alexander Macías Vallejo, de 20 años de edad, quien fue incinerado en San Carlos, el pasado fin de semana.
Su cuerpo fue encontrado ardiendo en llamas junto al de su primo, José Armando Morales Macías, a quien lo conocían con el alias de ‘Pipo’. Propietario de profesión y empresario musical.
En su hogar, ubicado en el sector Galo Plaza, de la parroquia 24 de Mayo, existe dolor y devastación entre sus familiares. Ninguna frase puede consolarlos.
El silencio por momentos es abrumador. A lo lejos los sollozos de los presentes irrumpen y desgarran las lágrimas de quienes recuerdan con aprecio a Angelo, un joven que aspiraba ser abogado.
Su padre, Antonio Macías, fue el encargado de identificarlo por medio de una fotografía que le mostraron los médicos del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en Quevedo.
Con un nudo en la garganta, pero tratando de ser fuerte, menciona que no puede creer que le hayan arrebatado la vida de una forma tan cruel. “Estaba empezando a vivir”, nos dice mientras dialogamos sobre lo ocurrido.
Don Antonio lo recuerda como un hijo amable, educado, pero sobre todo responsable. Nunca le conoció problemas con nadie y todas las noches se escribían por medio de WhatsApp.
Según la versión del progenitor, en el Centro Forense le dijeron que debe esperar a que un antropólogo de Quito realice las pruebas.
“Debo esperar esta semana o quizás hasta la próxima. ¿Así cuándo mi esposa y yo vamos a sepultar este dolor? ¡Yo quiero que me ayuden!”.
Desde el pasado domingo, día en que se descubrió la tragedia, Antonio y su familia no han logrado conciliar el sueño. La angustia por no tenerlo en casa y poderlo velar los agobia a cada instante. Solo esperan que su cuerpo llegue para poder despedirlo.