Son 48 animales, entre perros y gatos que tiene el Centro de Fauna Urbana de Quevedo, un espacio de atención veterinaria que a veces se convierte en un albergue. Cada perro tiene su historia, unos fueron ‘botados’ en la puerta y otros fueron vistos casi moribundos por redes sociales, todos maltratados y poco valorados.
La pandemia por el coronavirus también afectó a las mascotas y reflejó el lado más amargo del ser humano: el maltrato animal. Frecuentemente en redes sociales se puede observar pedidos de internautas para buscar ayuda a estos animales, ya que llevarlos a casa en estos tiempos implica una enorme responsabilidad.
El ciudadano Jonny Vera, adoptó a dos cachorros, a uno de ellos les salvó la vida. “Estaba todo lleno de gusanos”, contó, esto mientras viajaba a la provincia de Manabí, al otro lo encontró deambulando en busca de alimento cerca de una finca. “Son mis dos tesoros”, agregó.
Comenta que sus mascotas no están acostumbradas a estar en casa, por el tiempo que pasaron deambulando en las calles. “En redes sociales la otra vez me enviaron una foto, que mi perro San bernardo se había perdido por la vía a Valencia, y tuve que ir a verlo”, comentó.
La directora de Fauna Urbana, Karina Cevallos, explicó que esto suele ocurrir por lo que es recomendable pasear a la mascota, sin embargo visualiza otros problemas como el maltrato y abandono del animal.
“Una mascota no debería ser un problema, nosotros con el camal municipal estamos en un proyecto, que toda esa filtrafa de las faenadas, sean donadas para las personas que tienen mascotas y no pueden cotear su comida, eso es muy bueno”, indicó.
Hace unos días, se organizó una charla para que la Policía del Distrito conozca las sanciones que existen contra el maltrato, muerte, abandono y abuso sexual hacia los animales de compañía, que entraron en vigencia el 21 de junio del presente año.
El abandono será sancionado con trabajo comunitario de veinte a cincuenta horas y el maltrato con cincuenta a cien horas.
Mientras que el abuso sexual tiene una pena privativa de seis meses a un año y por causarle la muerte, de uno a tres años.
