La ciudad de Quevedo conmemoró el Día Mundial contra el Trabajo Infantil con un sencillo pero un emotivo acto donde hubo danza, baile, dramatización, una Casa Abierta y el compromiso de seguir uniendo esfuerzos para combatir este mal social.
Del evento participaron estudiantes de colegios, delegados de los Ministerios de Trabajo, de Inclusión Económica y Social, de Educación, de la Prefectura de Los Ríos, autoridades municipales, del Consejo Cantonal de Protección de Derechos, Policía Nacional, entre otros.
La consigna del encuentro fue concienciar a la población en general sobre la necesidad de unir esfuerzos, para combatir el trabajo infantil, y garantizar a la niñez y juventud sus derechos a la educación y un futuro mejor.
“La erradicación del trabajo infantil es tarea de todos”, enfatizó la viceprefecta, Vanessa Delgado, quien participó del acto en representación del prefecto, Marco Troya.
Recordó que el trabajo infantil se ve en los botaderos de basura, donde los menores buscan desechos reciclables que luego venden para ayudar en el sustento familiar. También en las calles, en las actividades agrícolas, en la recicladora, exponiendo su vida al peligro y dejando de estudiar, añadió.
“Aún nos falta mucho por hacer, porque el trabajo infantil es uno de los tipos de violencia que afecta a la niñez y a la adolescencia”, enfatizó la Viceprefecta. Actualmente, la Prefectura, el MIES y otras instituciones desarrollan un programa de asistencia social a 60 niños y niñas de la provincia, con sus familias, para la erradicación del trabajo infantil.
En ese sentido consideró que el único camino para frenar el trabajo infantil es seguir uniendo esfuerzos para que los niños únicamente se cansen de jugar, y no de trabajar. El compromiso de la Prefectura es seguir trabajando para que la niñez y la adolescencia tengan derecho a estudiar y un futuro de oportunidades para mejorar sus condiciones de vida, subrayó.
Se estima que en el país 3 de cada 10 adolescentes de alguna forma enfrentan situación muy grave por causa del trabajo infantil. Asimismo, se estima que en el Ecuador hay más de cien mil niñas y adolescentes que están en situación de trabajo infantil doméstico en sus propios hogares y no estudian, además está expuestas a violencia sexual.
La pobreza también pone cuesta arriba la iniciativa de acabar con el trabajo infantil para 2025, como fija la agenda de desarrollo sostenible aprobada por la comunidad internacional en 2015.