“Recordar a los justos es una bendición; nombrar a los impíos resulta repugnante” (Proverbios 10:7).
La Palabra de Dios se fue abriendo paso durante la Edad Media a través de fieles creyentes que la proclamaron con poder. La indignación ante los abusos del papado hizo que en varios sectores de la sociedad se levantaran voces que se fueron agrupando en algunas regiones. Cada una de estas censuras facilitó el camino para la Reforma protestante.
El movimiento patarino fue una corriente que, entre los años 1056 y 1057, surgió en Milán (Italia) bajo el liderazgo del diácono Arialdo y otros canónigos, quienes protestaron fuertemente ante la corrupción del arzobispo de esta ciudad, Guido de Velatte, quien fomentaba la venta de cargos religiosos y toleraba que varios curas tuvieran concubinas. La situación llegó a enfrentamientos muy severos. Los líderes fueron excomulgados, pero sus reclamaciones permanecieron por muchos años. Por su parte, los passagieri, una extraña secta que apareció en Lombardía (Italia) hacia finales del siglo XII y principios del XIII, animaban a la gente a mantener el verdadero evangelio. Además, impulsaban los Diez Mandamientos, incluyendo la observancia del sábado, así como una alimentación de acuerdo con Levítico 11. Su nombre proviene del italiano y significa ‘aves de paso’, en referencia a su estilo de vida itinerante.
Los cátaros (‘los puros’) o albigenses, de Albi, uno de los principales asientos en el sur de Francia, aparecieron durante el siglo XI en Lombardía y se extendieron por Europa occidental. Criticaban las condiciones reinantes en la iglesia, como consecuencia del fracaso de la segunda Cruzada, y aumentaban significativamente. Celebraron un concurrido concilio en 1167 en St. Félix de Caraman, cerca de Toulouse (Francia). Antes de finalizar el siglo, habían conseguido el apoyo de la mayoría de la población del sur de Francia y la protección de sus príncipes. También eran muy numerosos en el norte de Italia. Haciendo gran uso de las Escrituras, criticaban fuertemente las riquezas y el poder de la iglesia, así como el rechazo del clero y sus pretensiones. Los servicios religiosos de los cátaros eran muy sencillos, incluyendo, por supuesto, la lectura de las Escrituras, la predicación de un sermón y la oración. Para 1228 representaban un serio peligro para la iglesia de Roma.
Es muy probable que haya habido algún otro movimiento religioso de fieles cristianos que hasta hoy no podemos identificar. Lo cierto es que comenzaba a surgir una nueva conciencia sobre los verdaderos fundamentos del cristianismo y la importancia de la Biblia. Muchos de ellos tuvieron que pagar con sus vidas su deseo de perseverar en el estudio y la proclamación de las Escrituras.
Hoy resulta una bendición seguir recordando su perseverancia, la cual sigue dando muchos frutos.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018