QUEVEDO. Solanda Sánchez Zambrano es una de las pocas mujeres que se dedica a realizar taxismo en la ‘Ciudad de El Río’.
Revela que su día a día es muy difícil, porque debe combinar los roles de mamá y ama de casa.
Además, cuenta que hoy es muy peligroso salir a trabajar a la calle. “Hay que ver a quién se recoge, evadir los accidentes y a los dueños de lo ajeno”, destaca.
Es conductor profesional y se ajusta a su propio horario. Lleva seis años como socia de la cooperativa de Taxis Nicolás Infantes Díaz donde ha aprendido a relacionarse con muchas personas.
A pesar de que no ha sido víctima de la delincuencia, el miedo siempre está latente, confiesa.
Sánchez relata que en su jornada laboral tiene que atender todo tipo de carreras y conocer lugares diferentes para poder satisfacer los deseos de sus clientes en cuestión de servicio y turismo.
Es infidente y cuenta que es consecuente con el código de los taxistas: ser “ciegos, sordos y mudos”.