Slide Slide Slide

Slide Slide Slide
domingo, 30 marzo, 2025

Una trabajadora sexual en los alrededores del Parque Central nos comparte su historia

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Quevedo. En una esquina del Parque Central de Quevedo, viendo pasar los carros y cambiar de color el semáforo, estaba ‘Elena’, una trabajadora sexual con 30 años de oficio, esperando la llegada de un cliente.

Su profesión, conocida como la más antigua del mundo y también la más condenada por la sociedad, siempre ha sido mal vista, pero ella no tiene pena. Contó para ALDIA que desde los 23 años comenzó con esta actividad para criar a sus hijos, y allí se quedó.

“Tuve a mi primogénito a los 20, luego cinco más, pero uno falleció. Fui padre y madre para ellos, porque me quedé sola. Desde pequeños los he criado con este trabajo, esfuerzo y mucho sacrificio”, dijo con una voz tranquila.

‘Elena’ tiene 55 años y llega muy temprano en la mañana al Parque Central. Se ‘para’ en una esquina y espera a sus clientes; a las 5 p. m. se retira porque de noche ya es muy peligroso. Diariamente consigue entre 2 y 3 ‘puntos’ (como se conoce en la jerga popular), 10 dólares cada uno, lo que le sirve para comprarse sus pastillas y para comer. Tiene casa propia y dice que sus hijos le ayudan con algo, pero no le gusta depender completamente de ellos.

“Mis hijos ya están grandes, cada quien tiene su familia. La última ya tiene hijos y esposo, y nunca andan con prejuicios porque eso les he enseñado. Son personas agradecidas”, manifestó.

TE PUEDE INTERESAR: Ciudadanos ven con buenos ojos la aprobación de la ordenanza que prohíbe la prostitución en espacios públicos

Contó que no tiene vergüenza, que las trabajadoras sexuales también son madres que se han prostituido para mantener a sus familias, y que eso está bien. No le importa lo que digan, lo único que le importa es haber puesto comida en la mesa para sus seis hijos.

Sin embargo, lo que no se conoce de ‘Elena’ es que le gusta cocinar. Ama hacer empanadas y quiere reunir capital para tener un negocio de zapatillas, además de seguir pagando sus gastos personales. Ella dice que es consciente de que a su edad es difícil conseguir un empleo formal, por lo que prefiere seguir allí, vendiendo su cuerpo.

‘Elena’ ha trabajado toda la vida en el Parque Central. Recuerda cuando no estaba regenerado, cuando no había piletas, pérgolas, juegos infantiles de colores ni baterías sanitarias. Todos la conocen y dice que siempre trata bien a sus clientes, aunque reconoce que hay mujeres que agreden y afectan su oficio, que ella ejerce con rectitud, sin hacer daño a nadie.

“Yo sé que aquí hay mucho robo y que algunas mujeres agreden a los hombres, a los pobres viejitos, los golpean. Ese es el problema. Hay unos a los que los dejan sin pantalón”, contó.

Sobre la ordenanza aprobada en el Concejo Municipal, dice que tiene conocimiento y está preocupada, principalmente porque los clientes saben que ella trabaja allí y la buscan en ese lugar.

“La autoridad las detiene, pero luego las suelta. Yo soy apartada, me gusta andar sola, no meterme en problemas con nadie”, concluyó.

Con la probabilidad de que se apruebe en segunda instancia, la ordenanza que pretende prohibir la prostitución clandestina en los espacios y vías públicas del cantón Quevedo ha generado diversas reacciones. La mayoría de los ciudadanos está de acuerdo debido a la cantidad de denuncias y por recuperar esos espacios de esparcimiento.

Por años, el Parque Central ha sido escenario de este oficio, pero no es la primera vez que se intenta reubicar a las trabajadoras sexuales, sin éxito.

- Advertisment -

LO ÚLTIMO

ÙLTIMAS NOTICIAS

ALDIA | Noticias de Los Ríos, Ecuador y el mundo