BUENA FE. Víctor Mendoza tiene 80 años de edad y desde hace 35 años se dedica a la venta de coco. Lo hace desde que Buena Fe era un recinto.
Su trabajo lo realiza a bordo de un triciclo en una de las populares esquinas del cantón Buena Fe, donde ve de cerca pasar la historia de esta noble y amable tierra.
Pese a que tuvo que pasar duros momentos en su trabajo, hoy se sigue manteniendo como el fundador del negocio de las aguas de coco en la ciudad.
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Con este negocio ha logrado sacar adelante a su esposa y a sus seis hijos, quienes tuvieron la oportunidad de prepararse debido al negocio de su padre.
Mendoza, quien es Testigo de Jehová, asegura sentirse fortalecido diariamente y cree que todas las bendiciones que ha recibido es porque cada día que sale a la venta se encomienda a Dios.
“Mi trabajo es mi bendición. Me entretiene y además, me permite llevar el pan del día a mi hogar”, destaca don Mendoza.