Por afán del azar. Esa es la única razón por la que la final de la Champions League 2018/19 no será Barcelona vs. Liverpool.
Este miércoles, en un Camp Nou con casi cien mil espectadores, acabamos de ver uno de esos partidos que quedarán para la historia.
En el primer tiempo, Jordi Alba se inventó una asistencia espectacular para que Luis Suárez cumpla con la Ley del Ex y abra el marcador.
Después, en la segunda parte, los de Jürgen Klopp acorralaron al dueño de casa y solo por ter Stegen no empataron el encuentro.
En su mejor momento, un ataque aislado terminó con un travesaño de Suárez y Lionel Messi bajando el balón con el pecho en el área chica y marcaron el 2-0. ¿Injusto? Sí
Lo que vino después todavía no lo podemos entender: desde 29 metros y con la cara interna, el Diez se inventó su mejor gol de tiro libre en lo que va de su carrera. Tres cero.
Así, Barcelona goleó 3-0 a un Liverpool que dio todo y mostró su mejor versión. Partido para la historia, amigos.